¿Cómo comenzó tu andadura en la empresa?

Germán Sempere: Mucho ha evolucionado la compañía desde que junto a un gran amigo mío, decidiéramos montar un negocio propio. Fue en el año 72 cuando comienza todo, cuando uno de mis hermanos se juntó con un amigo de la infancia, Jose Luis Vicent Vidal “Barry”, para fabricar ojos para muñecas y nos involucró al resto de hermanos. Al poco tiempo, mi hermano volvió con su tarea en el negocio familiar de montaje de estructuras metálicas, pero yo continué. Mi experiencia en mecánica y en el sector del juguete por aquel entonces era prácticamente nula pero sí tenía conocimientos en economía y Barry sabía que yo estaba solventando las dificultades económicas de la empresa familiar en el sector del hierro.

Así que juntos fabricamos ojos de muñecas y accesorios para muñecas con moldes propios como botones, chupetes, peinetas, etc. Pero pronto supimos que debíamos evolucionar el negocio, porque cada vez costaba más, había más competencia y no éramos rentables.

 

¿Y cómo fue evolucionando el negocio a lo largo de los años?

Germán Sempere: En la década de los 80, encontramos la vía para introducirnos en el mercado como jugueteros. Empezamos a fabricar productos promocionales para otras grandes marcas, aquellas que se utilizaban como gancho para llamar la atención de los más pequeños de la casa. Muñecos en miniatura de PVC (de ahí Mini-land) que nos dieron muchísimas satisfacciones, solvencia para seguir produciendo e invirtiendo y la fama por la que habíamos trabajado durante muchos años.

A pesar de las dificultades que nos encontramos en los primeros años de los 80, en que casi perdemos el negocio, vino este tiempo de prosperidad que he comentado, y el 2 de Enero de 1986 se fundó Miniland. Al principios de 1992 pide su parte Barry y tras varias negociaciones se llega a un acuerdo satisfactorio.

El año 1996 también fue un año clave para la empresa: con motivo de los dinosaurios, que los hicimos en 4 tamaños distintos y hasta los metimos en cápsulas que iban dentro de los huevos de chocolate, se fabricaron más de 100 millones de unidades.

Aun así, no nos dejamos cegar por este éxito y tomamos la decisión más importante que ha tenido la empresa que era hacer un producto propio. Además, ese mismo año, nos dimos cuenta de que, además de los padres, los maestros también necesitaban material didáctico, de ahí nuestro juguete educativo, que resultó un éxito en la feria más importante del sector del juguete Spielwarenmesse, que se celebra en Nüremberg.

Fue el primer paso para la diversificación del negocio. Ahora tenemos líneas para bebés, otra para niños, una editorial y no olvidamos nuestras raíces como industria auxiliar, hoy día volcada en la alimentación con QIUB.

 

¿Cuándo surge la necesidad de internacionalización?

Germán Sempere: En todo el tema de la internacionalización entra en escena Pepe Verdú, que se incorporó al equipo a primeros de los 90 y se preparó como mi sucesor en la gerencia para cuando yo me jubilara en 2005. Él, y por supuesto, también mi hijo Germán, que se formó en Hong Kong y nos empezó a proveer de información para ser aprovechada desde aquí, iniciando la importación. Además, cuando él regresó de Hong Kong, se encargó del departamento de internacional, lo que supuso darnos a conocer fuera y ampliar las ventas en otros mercados.

 

¿Cómo nace la rama de alimentación y cuándo decidís darle una marca propia QIUB?

Germán Sempere: En un momento dado, a mi hijo Germán se lo ocurre el tema de los molinillos (New Concepts) y no desiste hasta que consigue, tras algún pedido de empresas importantes de alimentación, invertir en maquinaria, la cual se ha ido actualizando hasta día de hoy, consiguiendo poder fabricar 7000 molinillos a la hora en la actualidad.

Pepe Verdú continúa la labor hasta que se jubila este año dejando el negocio de los molinillos con una entidad propia: QIUB.

 

Echando la vista atrás, ¿Cuál dirías que es el momento más duro de la empresa? ¿ Y el de mayor éxito?

Germán Sempere: El año 82 fue lo más duro, que estuvimos al borde del cierre de la empresa pero nos salió todo redondo, porque pudimos recuperarla en el año 83, a base de lograr una economía adecuada. Y el éxito, para mí, es la creación de Qiub como actividad dentro del campo de las promociones. También estoy muy contento de cómo ha evolucionado Miniland, con sus dos ramas, el juguete educativo y la puericultura.

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