Enseñanza y juego con Magnetic boards – Seguridad en casa

Magnetic Boards Seguridad en casa, es un juego educativo para niños y niñas de entre 3 y 7 años que tiene un doble objetivo pedagógico: el desarrollo del lenguaje oral y la educación en seguridad en distintos ámbitos de la vida cotidiana de los niños y niñas, en propia casa.

En todas las escenas aparecen los personajes de una misma familia realizando una actividad que le pone en riesgo, ya sea porque se puede cortar, caer o lastimar de algún modo. El juego consiste en identificar la acción peligrosa y rectificarla, escogiendo la ficha con el dibujo que corresponde a la actividad realizada correctamente. Niños de 30 meses ya son capaces de identificar muchas de ellas, aunque no todas, sin habérselas indicado previamente.

¿Cómo jugar?

  • Se trata de que el niño o niña identifique la situación incorrecta o peligrosa y explique porqué está mal, qué peligro corre y cómo debería hacerlo bien.

Si bien la guía didáctica que incluye el juego nos propone utilizarlo en talleres de grupos reducidos (4 niños) a realizar en las aulas de P3 a P5 y/o primer ciclo de primaria y dirigidos por un adulto (maestr@) yo veo que se puede utilizar perfectamente de modo individual en casa o en la consulta como material de apoyo a en las reeducaciones psicopedagógicas ya sea para el desarrollo del lenguaje oral para aquellos niños impulsivos que no ven el peligro en ninguna parte, pero también para ayudarnos a concienciar a nuestros hijos de situaciones que deben evitar.

Propuestas de juego según Mamá Psicóloga Infantil

Utilización a modo individual en casa:

  • Permitir que el niño escoja la escena que más le guste, sin dirigir, y dejar que vaya identificando uno a uno los posibles peligros que observa. Preguntaremos qué ve, que es lo que sucede y qué podría suceder.
  • En función de la edad del niño tenderemos que formular más o menos preguntas.
  • Según la escena en la que esté trabajando le iremos preguntando qué es lo que suele hacer en ella, por ejemplo :
    • ¿y tú en la cocina qué puedes hacer? O ¿Qué haces?,
    • ¿qué puede suceder si …?
    • ¿alguna vez te ha pasado que …?
    • ¿y a este niño qué crees que le podría pasar si …?
    • ¿y su mami  o papi …?
    • ¿Para qué sirve …?
    • ¿Y esto qué es? ¿Como se llama?
    • ¿De qué color es?
    • ¿Tu tienes en casa algo igual?
    • ¿Es grande, pequeño, hace ruido y qué ruido hace?
    • Recordar que las onomatopeyas, imitar el sonido de un animal u objeto, permiten que el niño adquiera fuerza en la musculatura de labios y lengua tan necesaria para la correcta pronunciación de muchos fonemas. Debemos aprovechar cualquier animal o cosa que haga sonido para estimular a nuestros hijos a producirlo con sus bocas, por ejemplo en la foto que ilustra el artículo vemos una pelota redonda con franjas rojas, le podemos pedir al niño que imite el sonido de la pelota al botar (boing-boing-boing) o el sonido del perro al ladrar (guau-guau) o el zumbido de la abeja al volar (zzzzzzz). De este modo podemos prevenir y trabajar las dificultades de pronunciación o dislalias que muchos niños presentan.
    • Con niños más mayores, a partir de los 5 años se puede pedir que describan las escenas y las acciones con más detalle.
    • El típico y clásico veo-veo también puede servirnos para iniciar una sesión de juego educativo.
  • El juego:
    • Facilita los procesos de atención, concentración y observación. El niño se concentra en una escena determinada para discriminar aquello que cree que está bien de aquello que no.
    • Favorece la expresión oral, el niño adquiere nuevo vocabulario y desarrolla un discurso más estructurado con la guía de un adulto.
    • Permite la integración de conductas incorrectas y peligrosas, de un modo entretenido y divertido, ya que se sensibiliza a los niños y niñas sobre algunos comportamientos que pueden ponerle en riesgo.
    • Ayuda a los pequeños a identificar las “soluciones” utilizando el vocabulario adecuado para cada situación.

Recomendaciones:

Estimular al niño a que hable y nombre los objetos o situaciones por su nombre, si no los conoce o no sabe para qué sirven, será tarea nuestra ponerles nombre y explicar la utilidad. No nos conformemos con un sencillo «esto está mal», pidamos que además diga, por ejemplo «el niño está de pie en el columpio, no está bien puede caerse y hacerse daño» y posteriormente busque la conducta correcta y nos la explique.

Sara Tarrés
Mamá de 2 preciosos niños y psicóloga infantil
Puedes leer el artículo completo en el blog de Mi mamá es psicóloga infantil

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