Pautas para ayudar al niño a resolver sus problemas y conflictos

Desde que entran en contacto con el mundo nuestros hijos se enfrentan a problemas diversos. Saber compartir, esperar su turno, no pegar o respetar a sus amigos son algunas de las situaciones que derivan en problemas en su día a día. Como padres debemos ayudar a nuestros niños a ser capaces de resolver por sí mismos los conflictos. Hoy os damos las claves para guiarlos en este aprendizaje vital

La madurez del niño va ligada a su capacidad de resolución de problemas. Debemos entender como padres que el hecho de que nuestros niños se enfrenten a conflictos es algo positivo y que forma parte de la vida. Cada vez que el pequeño resuelve una situación estimula su interés y curiosidad, da un paso hacia el cambio personal y consigue evolucionar.

Los conflictos son parte de la vida en sociedad y se pueden solucionar de una manera constructiva, que aporta un beneficio a las partes; o de una forma negativa, porque se gestionan inadecuadamente o no se resuelven y generan prejuicios. Esta definición está contenida en el  estudio de la Universidad del País Vasco sobre la empatía y la resolución de conflictos en niños y adolescentes. En este mismo estudio se pone de manifiesto que los niños con alta empatía tienen también alta capacidad para resolver positivamente los conflictos. Ahora bien, más allá de cuestiones innatas, ¿podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar las habilidades que influyen en la resolución de problemas? La respuesta sin duda es afirmativa.

5 consejos para ayudar a nuestros hijos a resolver sus problemas y conflictos

Una vez identificado el problema hay que resolverlo. La primera regla es esta. Los niños deben trabajar y desarrollar sus habilidades para enfrentarse de manera efectiva a las situaciones conflictivas y las dificultades de la vida.  Estos son los cinco grandes pilares en los que podemos cimentar su aprendizaje para resolver problemas.

1. Trabajar la empatía: ponerse en el lugar del otro

La resolución del conflicto se afrontará con mayores garantías cuando el niño sea capaz de ponerse en el lugar del otro. Las niñas suelen tener una mayor empatía, y eso incide en que resuelvan sus conflictos de manera cooperativa. Como padres debemos ayudarles a percibir las necesidades de los demás, sus miedos e inquietudes. Para que sean más flexibles deberán aprender a escuchar. Nuestro papel es presentarles siempre la otra versión del problema.

2. Saber tolerar la frustración, comprender que hay que ceder

La resolución de problemas tiene relación directa con la tolerancia a la frustración. Ayudar a los niños en este terreno puede ser complicado pero existen recursos interesantes.  La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) ha publicado un documento en formato cómic a través del cual ofrece recomendaciones y consejos prácticos. El cómic recrea diversos ejemplos de la vida cotidiana y nos enseña a manejar de forma eficaz diferentes situaciones. El objetivo es contribuir a que el niño desarrolle el autocontrol y la tolerancia a la frustración. Si es capaz de adaptarse al cambio podrá resolver sus problemas con mayor efectividad.

3. Enfrentar conflictos y problemas a través del juego

Los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando y esto también se aplica a la resolución de problemas. Los juguetes educativos para niños cumplen en este ámbito una importante función. Es el caso de los juegos de la línea STEM, que se basan en ciencia, tecnología, electrónica y matemáticas, y que plantean retos a los niños. A través de esos juegos los pequeños de la casa se enfrentan a problemas y deben activar su imaginación y creatividad para encontrar respuestas. Esto se puede hacer extensivo a su vida personal. El desarrollo de esa creatividad tendrá una influencia positiva en su manera de afrontar dificultades y problemas sociales.

Existen más opciones, a través de los disfraces, por ejemplo, los niños desarrollan el juego simbólico, ‘juegan a ser’, adquieren ciertos roles y pueden trabajar la empatía y la verbalización de sentimientos. . De igual modo se sabe que el juego al aire libre, permite al niño relacionarse con su entorno y reducir su timidez. Ambos factores serán importantes a la hora de verbalizar un problema y resolverlo.

4.Expresar las emociones e identificarlas

Si nuestros niños son capaces de expresar sus emociones y de verbalizar lo que les ocurre tendrán una valiosa herramienta para hacer frente a sus problemas. El enfado o la rabia tienen un origen, llegar a él hará más fácil analizar el problema y establecer soluciones dialogadas. Miniland también ha ideado una serie de juguetes orientados a mejorar el desarrollo social, personal y emocional que pueden ser de gran utilidad.

5. Conocer estrategias de resolución de conflictos

Las estrategias de resolución de conflictos más efectivas son el diálogo, la cooperación y el uso de la empatía. Como padres debemos enseñar a nuestros hijos a analizar las situaciones problemáticas y a evitar la agresividad. Enseñarles a hacer preguntas, a usar un tono de voz moderado y a no enrocarse en una idea fija les será de gran utilidad. A los niños muy pequeños les podemos ayudar haciendo que juegen a asumir roles contrapuestos en una misma discusión.

De cualquier manera, hay lugar para el optimismo. Los nuevos modelos de crianza dan resultados. Esto explica que 7 de cada 10 niños de entre 6 y 12 años manifiesten que, ante un conflicto, prefieren tranquilizarse, dialogar o avisar a un adulto, antes que involucrarse en una pelea. Este dato figura en una encuesta realizada por Aldeas Infantiles, dentro de su programa Abraza tus Valores.

¡Recuerda, cada conflicto en la vida de tu hijo puede ser una oportunidad de aprendizaje!