¿Alguna vez te has parado a pensar en todos los cambios que experimenta un bebé entre los 6 y los 12 meses? En apenas unas semanas, tu bebé logra alcanzar algunos de los hitos más importantes de todo su desarrollo.

Pasa de ser totalmente dependiente de mamá y papá a moverse de manera autónoma, en muchos casos, incluso andando, forma de desplazamiento que ya no abandonará.

Es importante señalar que cada bebé es único y su desarrollo, por tanto, también lo es.

Por este motivo, no todos los bebés van a ir alcanzando los diferentes hitos del desarrollo a las mismas edades. Y esto depende de multitud de causas, desde la neurobiología propia de cada peque, su carácter o al ambiente estimulador en el que se desarrolle.

Así, tendremos a bebés más activos, inquietos y curiosos, que desde etapas muy tempranas se afanan por explorar con su cuerpo todo el espacio disponible a su alcance, otros son más tranquilos y reflexivos, más interesados por la interacción con el otro, adoran “hablar” con el adulto mucho más que moverse.

Por otro lado, no es igual que nuestro bebé disponga de un espacio en el suelo de casa, adaptado a su etapa evolutiva y necesidades, y que cuando esté preparado para ello pueda recorrer todo el espacio de casa a placer, a que hagamos mucho uso de hamaquitas, parque cunas, corralitos o similares, que limitan mucho más las posibilidades de exploración con el cuerpo.

Por todo esto, tendremos bebés que comiencen a voltear a los 4 meses y otros lo logren a los 8, algunos andarán en torno a los 10 u 11 meses y otros a los 18, no obstante, en cualquiera de las situaciones su desarrollo puede ser totalmente típico.

 

Desarrollo del bebé entre los 6 y 12 meses

Entre los 6 y los 12 meses, nuestro bebé pasará de permanecer tumbado en la superficie en la que lo dejemos, a jugar sentado, lo que le va a permitir usar mejor sus manitas y descubrir otras formas mucho más elaboradas de manipular los objetos.

Ahora podrá coger elementos de diferentes formas, materiales, tamaños y consistencias adaptando su mano a cuada uno de ellos, podrá darles vueltas para explorarlos, pasándolos de una mano a otra.

Cogerá un objeto en cada mano y los hará chocar para que suenen. Sacará piezas de recipientes cada vez más pequeños y puede que empiece a querer guardarlas o incluso apilarlas también.

El dedo índice se convertirá en su herramienta de exploración favorita, e irá metiéndolo en cada huequecito que encuentre. Con él tocará las texturas de los objetos que vaya encontrando a su alcance y también le servirá para indicarnos lo que le interesa o llama la atención.

Torres de aros, cubiletes apilables y cubos de formas tendrán nuevos usos en esta etapa. Ya no solo le servirán para alcanzarlos, llevarlos a su boca y dejarlos caer. Ahora su exploración será mucho más elaborada y cada día descubrirá nuevas formas de uso, hasta lograr ensartar lo aros en el eje, meter las piezas dentro del cubo intentando hacerlo por el hueco correspondiente a su forma o montar torres cada vez más altas.

El movimiento seguirá siendo el centro principal de interés del bebé. Impulsado por la necesidad de experimentar con su cuerpo, y motivado por los objetos de colores y formas atractivas que desea alcanzar para explorar, pasará de voltear a pivotar sobre su abdomen, de impulsarse hacia atrás empujándose con su manitas y brazos, a aprender a avanzar hacia delante, reptando, gateando o utilizando cualquiera de las maravillosas variantes que cada peque encuentra para desplazarse (desde el gateo en su forma más típica, al culeo o desplazamiento con tres apoyos, entre otras).

Juguetes que se mueven, idealmente en una sola dirección al inicio de este proceso, para que el bebé pueda alcanzarlos con mayor facilidad y sin frustrarse como sí puede ocurrir con elementos que se mueven muy rápido, son el estímulo ideal en esta etapa. Rodaris, cochecitos o la torre de aros con dos bases son juguetes ideales para estimular los desplazamientos en sus inicios.

Si comenzamos a colocar estos estímulos sobre superficies algo elevadas, como un cojín firme, un pequeño banquito, cajón o una caja dura, animaremos a nuestro bebé a que, poco a poco, vaya intentado alcanzar posiciones más elevadas, con apoyo sobre manos y rodillas, cuclillas, posición de caballero y, por último, la bipedestación.

Como hemos comentado, alrededor de los 12 meses, hay muchos bebés que están comenzando a dar sus primeros pasos, otros apenas comenzarán a descubrir que pueden desplazarse y, con un apoyo, ser capaces de levantarse del suelo para alcanzar ese hito tan importante que es la bipedestación y que les abrirá las puertas a todo un nuevo mundo de aprendizajes y experiencias.

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